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Lo que vino después fue la síntesis de una tarde odiosa, molesta, complicada. El Pica dejó la cancha y descargó su bronca contra una botella que voló por el aire. No se miró con el DT Ricardo Zielinski. Ayer, en Alberdi, Belgrano no se miró a sí mismo y la derrota 2-1 ante Gimnasia hizo doler la cabeza. Bastante.
“Hay que pasar agosto”, reza una frase del inventario popular. Nadie sabe su origen, pero pareciera que al Pirata le calza justo. Es que el Lobo sopló fuerte y tiró al suelo la presión en campo adversario que propuso el local en el primer tiempo y después avivó algún que otro insulto, aunque el aplauso final fue acaso un gesto de aguante.
Agosto, octavo mes del año. Ocho partidos llevaba Belgrano sin ganar. Pero esa cifra ahora son nueve que joden como los vientos de agosto. Y esa época vive el equipo que pasa de días primaverales, con luz (Boca, Vélez por la Copa) a otros donde se queda sin respuestas, cerca de su arco, sin mostrar esa intensidad para presionar que puede comer a cualquier adversario hasta enloquecerlo.
Y esa molestia que genera el clima del mes fue la misma que evidenció el mundo Belgrano dentro y fuera de la cancha. Aunque el arranque pareció traer un verano repentino, el frente de tormenta apareció desde las alturas (Rasic, el delantero de Gimnasia) para llenar de dudas las propias dudas celestes.
“Hay que pasar agosto” repetían los hinchas en el Gigante. Porque agosto altera los ánimos, los exaspera tanto que se dicen cosas exageradas. “Ruso, si no pasamos el jueves contra Vélez, empezá a contar los días”, gritó un simpatizante y todos a su alrededor lo miraron para dejarlo solo. Fue un aviso desmedido para un DT que, más allá de un flojo arranque –un punto sobre 12 posibles– llevó al equipo a los sitiales máximos de su historia.
Pero no iba a ser la tarde. Si hasta Juanca Olave recibió la inmerecida descarga cuando el Tripero clavó el 2-1. “Olave, salí a cortar el centro. Puteá ahora”. Y otra vez ese hincha sonó incómodo entre la mayoría que alentaba al equipo que nunca se resignó.
El entretiempo generó expectativa. El último triunfo había sido ante Argentinos Juniors, en el Final, cuando el Pirata ganó 3-1 con goles de Lucas Melano, Fernando Márquez y Martín Zapata.
Pero otra vez agosto. Otra vez las dudas. Un equipo que salió a jugar varios metros detrás de donde había presionado y de nuevo las nubes, el mal presagio, las urgencias, la bronca.
Los extraña. Se notan sus ausencias. Como si fueran necesarios en la estructura. Tanto el volante Esteban González como el defensor Juan Quiroga, ambos lesionados, aportan orden y marca en el caso de Teté; agresividad y salida en el caso del Mono.
Y Belgrano los extrañó. Mucho. Pero había que jugar y entonces la gente se entusiasmó con el arranque de Jonathan Santana (debutó en Belgrano), pero al ex Independiente agosto también le viene duro y necesita ponerse bien desde lo físico. Más con la propuesta que tiene el Ruso para jugar.
Así la historia, Gimnasia se convirtió en la peor estación para el Celeste. Carlos Bueno ingresó pero pasó más tiempo en el suelo que ayudando a Lechuga Maggiolo que no iba a poder contra todos.
El final fue digno: un equipo sin ideas, pero yendo contra los vientos de agosto. Que habrá que pasarlo entre tantos rivales de fuste como Boca, Newell’s, Vélez y el atrevido Gimnasia.
Quedan pocos días. En Belgrano todos creen que septiembre siempre trae magia. Hace falta.
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Última
Gigante. El último triunfo de Belgrano por el torneo local fue en el César Villagra: 3-0 ante Quilmes el 15 de abril por el Final.
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El segundo peor
Arranque. Se trata del segundo peor arranque de la B en Primera, por detrás del Apertura 92. Vía @mauricoccolo.
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Última vez
Paternal. El último triunfo fue ante Argentinos, 3-1, en la 14ª fecha del Final. Anotaron Melano, Márquez y Zapata.
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El 2013
Global. Belgrano jugó 25 partidos, ganó cinco, empató 12 y perdió ocho. 36% de eficacia. Hizo 17 goles, recibió 21.
