Qué placer verte otra vez | Club Belgrano de Córdoba

Es día de semana y la vieja te manda que vayas a agradecer a San Cayetano porque tenés trabajo. Pero a vos, poco te importa todo eso, si al fin y al cabo trabajás por una pasión y esa pasión se llama Belgrano. Sí, no empezó el torneo como lo esperabas pero eso ya quedó atrás; en la vorágine que vas a vivir este año con el club de tus amores, los segundos pasan rápido y el partido con Lanús del domingo pasado parece que hubiera sido hace como dos semanas.
Aparte, hay que ir a bancar al equipo, a cantarle al “Juanca”, a festejar los 200 partidos de Farré y a sacar chapa ante Boca, que aunque no arrastre un buen 2013, siempre es bueno gritarle un gol en la cara. Ah, no…pará, cierto…no le vas a estar gritando a nadie porque la Willington va a estar vacía por la maldita reglamentación que ahora impide el ingreso de los visitantes. Bueno, no importa, ahora es problema de ellos, así que sacá la bandera, ponele el gorro al pibe y encara para el Kempes.
Ya estás ahí, te sorprendés por lo rápido que llegaste, pero no importa. Te vas a la descubierta y llevás a mano el abrigo por el viento con tierra que se levantó a la tarde. Ahí los vas a ver salir de frente, aplaudís cuando salen al “precalentamiento”, le comentás a tu hijo cuales son los cambios y por qué no juega “el Chino” Zelarayan, el crack en el que vos ponés una ficha aunque la decisión del “Ruso” para este partido haya sido otra. Mirás de reojo, de los infiltrados ni noticias y está bien, si acá en Córdoba si existe algo como para refregarle en la cara a las otras provincias, es la posibilidad de jugar sin que haya incidentes.
Los jugadores se van al vestuario, aplaudís a Olave que lidera la fila y tirás al aire un “Vamoooo Belgranooooo”. Sale Maglio –al mismo que minutos más tarde vas a estar puteando hasta la afonía- y atrás va tu equipo: el Kempes estalla. “No se compara, esta es la gloriosa primera banda” cantan desde la Artime mientras pelan el primero de los trapos. Sale Boca, silbidos de todos lados, menos para uno, Ribair Rodríguez la va de diplomático y saluda a todo el mundo; entonces te acordás que el mocorcho acá dejó la piel y te sumás a la ovación para el uruguayo.
Con el partido en marcha, gritás hasta el delirio el golazo que acaba de meter Carrera, pero te amargás con otra de Olave. No importa, viniste a bancar. Sufrís, estás contento con el juego de “la B”, pero no podes creer las que se mandan Maglio y compañía. Encima, cuando querés escuchar qué dice la radio, te calentás porque comparten transmisión: “¡Si están jugando una copa de leche!”
Compraste el praliné y te entusiasmás con el comienzo del segundo tiempo. Sin embargo, cuando todo va encaminado a un final con empate y victoria para los tuyos; a nada del final te clavan una daga con el cabezazo de “Cata” Díaz. ¡La p…madre, venía todo bárbaro! Ya está, no hay nada que hacer, dale la mano al pibe que, a pesar de la amargura que te hizo pasar Maglio, el martes hay que volver para alentar en la Sudamericana contra Vélez.