Carrera en el suelo y la protesta que nada podrá hacer. FotoBAIRES
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Carrera en el suelo y la protesta que nada podrá hacer. FotoBAIRES
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Belgrano cayó ante Boca en un partido en el que pasó de todo, menos lo que hubiera sido más justo: una victoria del celeste.
Ni el que nunca lo creyó
perdido, porque siempre fue. No le importó que lo mandaran a jugar un miércoles
a las seis de la tarde, después de haberse comido tres el anterior domingo.
Porque va estar en la cancha que sea, prohibido o no. Ni aquel que se enteró
que podía ir pagando lo mismo que una entrada. Ni el que creyó que por las
disposiciones habría menos gente en la cancha.
Ni él, héroe, que puso un
pase de primera sensacional a poco de comenzado el encuentro. Ni el recién
llegado, que vio como le quedaba el rebote y la mandó a guardar, para festejar
con el alma su primer gol con la celeste. Ni la tribuna entera, que veía como
el pirata se ponía en ventaja y la cosa empezaba a cambiar. Ninguno creyó, que
el penal en contra a los pocos minutos cambiaría todo.
No lo creyeron porque
Belgrano estaba hecho una tromba. La defensa de Boca invitaba a atacarlo y la “B”
proponía. Pero todo iba a cambiar. Mano de Marín en el área que dejó muchas
dudas. Velázquez llegó al gol pero el línea levantó la bandera. El propio
Velázquez participaría por duplicado de nuevo. Primero rematando desviado un
mano a mano con Orión, y luego marcando otra vez tras un rebote en Pereyra. El
línea volvió a levantar y el estadio enloqueció. Para colmo, Carrera cae en el
área y Maglio le muestra amarilla por simular.
El desconcierto estaba
instalado en el Chateau de sólo piratas, que era un coro al unísono en contra
del juez. El celeste había merecido más, y sabía lo que no tenía. Algo cambió
en un complemento que fue menos vibrante. La “B” tuvo una, , pero Orión salvó. Zelarrayán,
Affranchino y Bueno en cancha para llevarse el triunfo que se negaba.
La visita era una sombra,
pero aun de las sombras conviene cuidarse porque en el fútbol no basta poco
para llevarse mucho. Gigliotti entró e hizo lucir a Olave. Así es este deporte.
Errores repetidos. Primero Aveldaño comprometiendo a su arquero. Después “Juanca”
intentando evitar el córner, comprometiendo ahora la valla y obligando a Pier
Barrios a hundirla finalmente en el tiro de esquina. Centro y el “Cata” Díaz
solo para cabecearla adentro cuando nada quedaba.
Estupor. Bronca. Desconsuelo.
Nadie lo creía. Un Belgrano que arrancó para llevarse por delante a un alicaído
Boca, se quedó sin nada. No servirán las quejas. Sirve más pensar en lo que se
hizo bien y lo que se puede mejorar. Belgrano tiene un partido por demás
importante en frente y de aquí mejor si aprende.