Farré,
pieza fundamental en el esquema del técnico, confirma que desde el fútbol, pero
también desde la vida, las convicciones tienen premio.
El
hincha es miembro de una estirpe atípica. Una casta que festeja de la misma
forma un taco y una "barrida" que le pone veda al intento de una
jugada del rival. Por ello no es raro
que la feligresía Pirata ovacione hasta
el hartazgo la entrega y la ideología futbolística que emana por los poros de
Guillermo Martín Farré. El “Dueño del medio campo Celeste”, el emblema
táctico, parece haber nacido para levitar sobre el
césped por propia figura. Orden, concentración
y convicción son sus mejores atributos, pero también es arquitecto
de jugadas y de pegada milimétrica.
Buen
tipo dentro y fuera de la cancha, pero valiente y jugando “con el corazón en la
mano” cada vez que se enfunda la camiseta de Belgrano.
Es uno
de los incondicionales para el hincha. Entrega
total, solidaridad absoluta, dientes apretados, el que maneja, como pocos, la
circulación del balón. Con capacidad para jugar en varias posiciones del medio
campo... Pero además, un gran lector de la hoja de ruta del partido.
Pero
en el fútbol mediático y ultrasónico de hoy, nadie juega sólo trabando y
quitando pelotas. Y Farré también lo entiende a la perfección.
Maneja los tiempos como un relojero
suizo, puede
hacer el mejor quite en el círculo central, pero después también se mueve con
inteligencia y llega para definir en el área rival como
ante River (en la Promoción 2011), En el Torneo Inicial, ante Boca (tras un centro atrás de Melano),
con un remate desde fuera del área (ante Quilmes) Por nombrar tres de sus
conquistas más memorables.
Nació
en Colón (provincia de Buenos Aires) un 16 de marzo de 1981. En
el 2007, proveniente de Central Córdoba de Rosario, llegó a Belgrano con un
bolsito con ropa de trabajo y cargado de ilusiones. Desde aquel entonces jugó
183 partidos y marcó 11 goles. Hoy es el
motor del medio campo. Un
repuesto original, casi insustituible.
Farré, certifica aquello
que, en el fútbol, los medios son tan
importantes como el fin. Que se puede abrazar una causa con pasión, que se
puede ser corajudo y sanguíneo. Que es posible creer en el capital del trabajo.
Lo trascendente es confirmar que desde
el fútbol, pero también desde la vida, las convicciones tienen premio, que los
hombres que luchan toda la vida también ganan “el partido del respeto”.
@ElSímbolodeCba
El lunes, no te pierdas espectacular vídeo,
sobre Farré, de Federico Maldonado
@locofede10.