El día después. Carranza y Melano después del exitoso debut ante River.
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Allí, en ese escenario que desde hace un buen tiempo agiganta a Belgrano, César Carranza y Lucas Melano fuero protagonistas de un nuevo “golpe pirata”. El ex Granate, que ingresó por el lesionado Aquino, aprovechó cada espacio, cada distracción del atribulado equipo de Matías Almeyda para dejar su sello. De sus pies partió el centro para el cabezazo de Melano, y después marcó un golazo que confirmó que su jerarquía sigue vigente a pesar de su irregular semestre en Lanús.
“Fue un debut soñado con esta camiseta. Sabíamos que íbamos a encontrarnos con un rival que nos iba a querer llevarnos por delante y nos plantamos bien. Hubo entrega y orden en los 11, eso fue fundamental”, analizó Carranza, que está a punto de cumplir 32 años.
El delantero no vivió la promoción y el ascenso de 2011, pero igual sintió lo especial que fue el regreso de Belgrano al Monumental. “Fue un partido raro. Ellos pensaron que iban a tener la revancha y nos iban a ganar. Al encontrarnos con el gol, el público se puso impaciente y los jugadores un poquito nerviosos. Y nosotros pudimos aprovecharlo”, sostuvo ayer por la mañana en Villa Esquiú, donde el plantel se entrenó ni bien llegó de Buenos Aires.
Ironías del fútbol, Melano, que el domingo fue el socio ideal de Carranza, le había ganado el puesto en la semana. Todo cambió con la lesión de Aquino. “Lucas está pasando por un buen momento. Es un jugador muy inteligente, rápido y tiene gol. Me siento cómodo haciendo dupla tanto con él como con Martín, Aquino o Figueroa. Hay muchos delanteros y todos somos necesarios”, dijo el “10”, que confesó que no tuvo una buena semana anímicamente, pero se recuperó. “Me dije, esto es largo, hay que seguir”.
Al momento del festejo, el diminuto delantero recordó a su mujer y sus dos hijos, representados por los tres dedos alzados de su mano derecha: “El gol fue para ellos porque están en Buenos Aires por el colegio de uno de mis nenes. Es complicado estar solo a la distancia. Acordarme de ellos me ayudó a estar mejor”.
La primera vez. Lucas Melano admitió que conocía el Monumental sólo por haberlo visto por TV. Sin embargo, el hostil escenario no lo amedrentó. Mostró la misma picardía y velocidad que suele tener en los entrenamientos en Villa Esquiú. “Nunca había entrado a esa cancha. Estar ahí y ver toda esa gente, y los hinchas de Belgrano alentando fue muy lindo”, recordó el juvenil de 19 años.
Ni siquiera sintió que los rivales hubieran querido intimidarlo. Igual, se mostró valiente. “Sentí que la marca era firme, sí, pero no vi mala leche. Ninguno me quiso pegar ni sacar del partido”.
El tercer gol de Melano en Primera División tuvo un sabor diferente al resto. En un estadio demasiado especial para el corazón pirata y ante un marco espectacular. “Uno siempre sueña que le pasen estas cosas. Que se diera así fue una emoción muy grande”, admitió el delantero.
“En el festejo del gol no sabía qué hacer. Miré el piso y me tiré de alegría. Después me abracé con todos”, agregó. Su actuación ante River tuvo doble mérito. No sólo abrió el marcador, también colaboró con el equipo al jugar más de la mitad del partido como centrodelantero.
“Al principio Aquino la aguantaba y yo jugaba más libre. Al salir, tuve que cumplir la función de ‘9’ y que César jugara más libre. Me sentí cómodo en ambas posiciones”, dijo.
Sobre la sociedad que conformó con Carranza, el oriundo de Hernando señaló: “Trato de adaptarme a la posición y al compañero que me toque. César es un gran jugador, con él me sentí cómodo. Pero hay grandes delanteros en el plantel y también me siento bien con los otros”.
Melano no quiso cambiar la camiseta que utilizó en una fecha que también quedará en el recuerdo celeste. “Estas no las cambio. Se las guardé para mi viejo”, cerró Lucas.
