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Colón lo superó. Bien superado. Y eso es raro. Belgrano no suele brillar, pero rara vez lo pasan por arriba como se vio en el Cementerio de los Elefantes. Con la caída 0-2, el Pirata quedó clavado en 48 puntos. Dos menos que su meta de mínima: sumar 50 puntos.
Aunque los estadistas se encargaron de avisar que hay que tener cuidado con lo “de los 50 puntos”. Avisan que recién con 51 puntos el Pirata zafaría del descenso directo, ya que ni Olimpo ni Tigre (hoy están en esa zona) lo alcanzarán, si finalmente consigue esos 51.
Otro estadista recordó que Olimpo, en la temporada 2010/2011, con 48 puntos zafó de todo, incluso de la Reválida.
Digan lo que digan los números, lo que Belgrano quiere es volver a ganar, luego de tres empates al hilo. Volver a ganar es también seguir punteando la tabla de los recién ascendidos, donde el equipo dirigido por Ricardo Zielinski suma 48 puntos. Lo siguen Unión (43), San Martín de San Juan y Atlético de Rafaela (41). Descontando que Olimpo está prácticamente condenado, si Belgrano termina arriba de los ascendidos, se asegurará también evitar la Reválida, independientemente de lo que hagan Tigre, San Lorenzo y hasta derrumbado Banfield.
Por eso lo de lucecita de alarma. Por eso no es una alarma que aturde. Un llamado de atención dejó la visita a Santa Fe. Es que Belgrano sabe que necesita un poco más para despejar todas las especulaciones y que, para hacerlo, tiene seis partidos por delante. Con una final inmediata, como la que animará contra Atlético de Rafaela el sábado que viene, a las 18.15, en el Gigante de Alberdi.
La lucecita de alarma está en los hinchas que vieron a un Belgrano que no fue Belgrano. Vio cómo le hicieron un gol desde el vestuario. Cómo el tridente guerrero que integran Teté, Ribair y Farré no pudo imponerse. O cómo Silvera otra vez quedó siempre lejos del arco. O cómo Almerares se aleja de cualquier chance de ser titular. O cómo la línea de cuatro centrales no aseguró una defensa impasable.
Una lucecita de alarma porque Belgrano no fue Belgrano. No te compliques la vida, Pirata.
