Matías Giménez es un agradecido de lo que hace Zielinzki
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En un encuentro en el que no abundaron los espacios, el volante se las ingenió para destacarse por su entrega y, fundamentalmente, por convertir el gol del Pirata.
Autocrítico, Giménez no se fue conforme del estadio Mario Kempes. “No tuve un gran partido, pero el gol suma mucho. Más teniendo en cuenta el rival que enfrentamos. El empate me deja tranquilo. Boca es el último campeón y tiene grandes jugadores. Pero Belgrano demostró que es un equipo duro, con un gran esquema”, señaló.
Y sobre el trámite del partido, analizó: “Pudimos sacar una mínima ventaja, pero Boca, si le das un poquito de espacio, te marca la diferencia. Fueron unos minutos que entramos dormidos en el segundo tiempo y ellos nos empataron”.
A los 16 minutos del complemento, al salir reemplazado por Federico Mancuello, a pesar de ser aplaudido por buena parte del estadio (incluso algunos hinchas de Boca), Giménez estalló. Caminó hacia afuera con la cabeza baja y al llegar al banco de suplentes revoleó su camiseta. Pareció un gesto de ingratitud, pero el misionero se encargó de aclararlo.
“Me fastidió no poder agarrar la pelota en el segundo tiempo, o que me llegara sucia. No podía encontrar la pelota. Uno siempre quiere terminar estos partidos. Y las condiciones del campo eran muy malas. Es una lástima que Córdoba tenga un estadio tan lindo con un campo de juego tan malo.
–Entonces, ¿todo bien con el DT?
–Sí. Yo a Ricardo le agradezco un montón, él me está recuperando. Es la única persona que en este momento me da confianza. No sé cómo agradecerle. Capaz que quedé como que me enojé con él pero nada que ver. No quiero que haya ningún malentendido. Gracias a él, hoy tengo la suerte de volver al nivel que alguna vez tuve.
–¿El gol fue una revancha?
–No, una revancha no. Me puso contento por mi familia y la gente que me brindó siempre lo mejor. Y por el grupo y el cuerpo técnico que me apoyan constantemente.
–¿Lo festejaste como pidiendo perdón a los hinchas de Boca?
–En realidad no lo grité por el gran respeto que le tengo a Boca, el dueño de mi pase. Uno no tiene por qué ser desagradecido. Gracias a Dios, las cosas se me están dando. Trato de no fallarle a la gente que hoy confía en mí.
–¿Pueden aspirar a más?
–Seguro que sí. Más después de este partido. Tranquilamente se pueden lograr otras cosas además del objetivo de salvarnos. Hay grandes jugadores y todos queremos lo mejor para el club.
Un equipo duro
Surgido en Tigre de la mano de Caruso Lombardi, pero consolidado en Primera con Diego Cagna, Giménez mostró su mejor versión –tanto como carrilero por derecha como por izquierda– en 2008 al ser uno de los artífices del histórico subcampeonato del equipo de Victoria.
Tras su explosión, Boca se lo aseguró para la temporada 2010. Pero no tuvo un paso feliz en el equipo de su amigo Riquelme y se marchó a San Lorenzo. Sin continuidad y graves problemas económicos, abandonó Boedo antes de tiempo. Este año se mudó a Belgrano, donde de a poco va encontrando su lugar en el mundo.
–¿Te sienta bien el esquema de juego que propone Zielinski?
–Ricardo es un gran técnico. Nos pide que estemos ordenados y sepamos cuándo atacar y cuándo defender. Le dio resultados y desde que llegó le ha dado mucho al club. Si Belgrano está donde está, por algo es. Hay una entrega de todo el plantel. Sabemos que somos un equipo que no es fácil de vencer.
La “10” del “10”
Giménez contó que luego del partido fue a pedirle la camiseta a Riquelme. El enganche de Boca aceptó y le obsequió dos. Una fue a parar a manos del “Picante” Pereyra.
