Con un remate fuerte de zurda que se clavó junto al poste de Enrique Bologna, Lucas Parodi (20 años) hizo rugir al Gigante de Alberdi en la noche del viernes, le dio el triunfo a Belgrano por 1 a 0 sobre Unión y consiguió que su sueño de pibe de marcar en la cancha del Pirata se hiciera realidad.

A los siete años, después de una prueba de la “B” en el Liceo Militar General Paz, el volante quedó entre los seleccionados y desde aquel entonces transita su vida en el club de sus amores, pasó por todas las inferiores, jugó en la Liga Cordobesa y hoy es una realidad en el plantel de primera.

“Toda la vida estuve en Belgrano y aunque recién tengo 20 años, el fútbol me ha dado un montón de emociones fuertes”, aseguró Parodi, quien luego agregó que es “muy bueno que el técnico me tenga en cuenta. Me hizo debutar en primera hace un año (el 4 de febrero ante San Martín de San Juan) y me dio a entender que soy la primera alternativa en el medio campo, por eso debo estar siempre preparado para cuando él me necesite”.

De contextura delgada y nacido en Villa Allende, Parodi sueña con “crecer en el fútbol y llegar lo más alto posible, para poder devolverle a mi familia todo el apoyo que me dan”.

Su padre, Cristian, un ex laburante del frigorífico Estancia del Sur, es hoy “tachero” y su principal puntal en su carrera futbolística, porque “siempre me acompañó a todos lados”, confiesa Lucas.

Cuando habla del ascenso en cancha de River y del gol ante Unión, sus ojos se iluminan y el brillo de un chico que consigue las cosas soñadas se puede observar con claridad.

“El ascenso fue algo maravilloso, porque es lo que todos queríamos. Cuando íbamos a la cancha de River, el grupo entero sabía que podíamos lograrlo y se consiguió. Ahora lo del gol ante Unión, es lo que soñé siempre, ante mi gente y en un partido cerrado donde el que hacía el gol ganaba. Ha sido el primero en Córdoba, ya había hecho uno de visitante (ante Merlo el año pasado) y no es lo mismo, este gol está en un escalón muy alto”, continuó.

 

Su ídolo
Con Juan Riquelme como su espejo o con Frank Lampard como su referente en la manera de jugar, Parodi, quien lleva tatuado el nombre de su madre Marcela en el antebrazo izquierdo (“amo a mi vieja, que siempre estuvo en las buenas y en las malas”), aseguró: “En inferiores jugué como doble volante central, que es mi puesto, pero después también lo hice por derecha y por izquierda. No es mi fuerte el remate de media distancia, mi viejo me dice que pruebe más porque tengo buena pegada, pero bueno... Lo importante es estar, me he sacrificado muchísimo para llegar y espero seguir cumpliendo”.

 

Antes del partido
La oportunidad de estar de movida frente a Unión le llegó a Parodi de la mano de un lesión de un compañero (Mansanelli) y él lo cuenta: “Tenía muchas ganas de jugar porque no lo venía haciendo, pero lo cierto es que hay que manejar la ansiedad y tomar las cosas con calma. Después, una vez en cancha, la pedís un par de veces y la empezás a jugar y vas creciendo en confianza”.

Pero el juvenil sabe que no le será sencillo quedarse con el puesto: “Tuvo la mala suerte ‘el Hacha’ de lesionarse, pero uno debe estar preparado para jugar y para que el técnico te tenga en cuenta”.

“No me puse nervioso nunca ni cuando me tocó meter un par de pases mal dados. La verdad es que cuando te sale algo mal, sé que tengo a mis compañeros para que me apoyen. A mí me gusta manejar la pelota y siempre la pido”, agregó el juvenil.

Después, al referirse a la manera en que se encuentra el club, Parodi sostuvo que el trabajo en inferiores es el que le da a la institución una “vidriera importante”.

“Creo que está haciendo bien las cosas. Las inferiores trabajan muy bien y están bien vistas en todo el país. Y en primera también se están haciendo las cosas como queríamos. El equipo pone mucho huevo y juega cada partido como una final, entiendo que de seguir por este camino, una vez que logremos la permanencia, hasta podremos pensar en una Copa”.

 

Sacrificio para llegar
Todo juvenil debe dejar de lado un montón de cosas para poder aspirar a llegar a primera: “Lo más difícil es dejar de lado la salida con los amigos. Uno sabe que debe cuidarse y que cuando hay que entrenar se debe estar bien descansado. El sacrificio es grande, pero cuando te suben a primera y debutás es algo muy lindo”.

La Fiesta o algunos temas de La Mona Jiménez son sus predilectos a la hora de hablar de música. “Me gusta el cuarteto”, aseguró entre sonrisas y dejó en claro que “es imposible ir a un baile, no me puedo desviar del camino elegido”.

Parodi está en procura de terminar el secundario cursando un acelerado en el instituto General José de San Martín en Villa Allende: “Me dan permiso cuando viajo, pero voy todos los días y le pongo pilas”.

Casi sin pensarlo, a los 20 años el volante puede ser un ejemplo para otros juveniles, porque con su perseverancia demostró que la oportunidad de llegar siempre se da.

“Siempre escucho a los más grandes, porque ellos te aconsejan bien y te van diciendo las cosas como son. ¿Yo, ejemplo? No sé. Lo cierto es que si puedo contarles mis cosas y les sirven a los más chicos, no tengo problemas en hacerlo”, dijo.

Lucas Parodi, con sus 20 años, cumplió el viernes su sueño de niño: conseguir un gol en el Gigante para que el estadio se fuera feliz.