FeDe_PiRaTa escribió:Ahora con este bombardeo de EEUU, Inglaterra y Francia seguro que se acaba la violencia en Libia, no?
Que quieren estos defensores acerrimos e inquebrantables de la Justicia invadiendo a Libia?
Para no hacer un análisis mediático y superficial, tenemos que preguntar: ¿Cómo comenzó todo?
Kadafi accedió al poder en 1969, luego de derrocar a la monarquía con un golpe de estado que consiguió apoyo popular. Inspirado en el nacionalismo del egipcio Nasser, el gobierno islamista de Kadafi desarrolló un régimen nacionalista con control e impulso estatal de la economía y una retórica “socialista” que se planteaba independiente del comunismo y del capitalismo.
Como exponente de la “tercera posición”, el régimen de Kadafi, tomó medidas como la estatización del petróleo, el impulso de la economía con base estatal, el mejoramiento en la redistribución del ingreso en base a las divisas provenientes del petróleo, el retiro de las bases militares extranjeras y el mantenimiento de relaciones con países y organizaciones enfrentados con EEUU. Todo eso a partir de un estado islámico capitalista en donde convivían la persecución a los opositores políticos y el enriquecimiento multimillonario de Kadafi y su familia que se establecieron como una suerte de familia real, con todos los lujos y la ostentación de la más alta nobleza (hoy se habla de que sólo en Inglaterra Kadafi cuenta con unos 32.000 millones de dólares). El pragmatismo de Kadafi lo llevó a transitar desde el estatismo religioso hacia una apertura hacia occidente. Tras su apoyo y oferta de ayuda a EEUU luego de septiembre de 2001 y luego de sumarse a la llamada “lucha contra el terrorismo”, Kadafi fortaleció sus negocios con las principales potencias del mundo durante toda la última década convirtiéndose en un protegido de occidente por los negocios privilegiados del petróleo.
En Libia la lucha abierta comenzó a partir del 16 de febrero, cuando la movilización contra la persecución política se hizo notar, con una importante manifestación por la libertad de un abogado defensor de presos políticos. La escalada de la represión oficial (con cientos y tal vez miles de muertos), tuvo su contrapartida en el ascenso de la lucha popular, que desde entonces viene avanzando hasta el punto de controlar parte del país y estar presionando sobre la capital.
La lucha contra el régimen de Kadafi tiene su bastión en el este del país, particularmente en Bengazi y Al Bayda, segunda y tercera ciudades del país que han sido tomadas por completo por el movimiento de lucha popular. Y en los últimos días, en la zona oeste también avanzó notablemente el poder de los rebeldes, lo que transformó a Trípoli, la capital y ciudad más importante, en la trinchera del régimen decadente de Kadafi. Mientras parte del ejército y la policía se desestructuran, bajo la iniciativa de enormes comitivas de jóvenes en lucha que han tomado las armas, y cuando figuras del entorno del gobernante y jefes militares renuncian y se pasan de bando, el gobierno del multimillonario Kadafi se sostiene en base a una férrea represión que ejercen miles de mercenarios junto a su “guardia revolucionaria”, más fiel y preparada que el ejército.
El nivel de la represión tiene su contrapartida en la dinámica que adquiere la iniciativa rebelde. Además de las movilizaciones y la resistencia multitudinaria, el pueblo libio ha debido recurrir al armamento, utilizando distinto tipo de armas de fuego y explosivos para controlar las ciudades y expulsar a las tropas oficiales, y para avanzar sobre los sectores que aún son fieles a Kadafi. A su vez, es el mismo el que organiza colectivamente los lugares tomados, dejando el control de la seguridad, los alimentos y las medicinas a los comités vecinales formados a partir de la lucha.
Ante el ejemplo de la resistencia libia (considerado peligroso por los capitalistas del mundo) y la incertidumbre sobre la forma en que se sostendrá el negocio del petróleo (cuyo precio ya asciende a más de 100 dólares el barril), la voluntad de las grandes potencias imperialistas de avanzar en su control mundial se ha vuelto a expresar como intervención militar. De ninguna manera es, claro está, una salida real para la explotación y la opresión que sufren el pueblo libio. Ni los demócratas pro yanquis, ni los fundamentalistas islámicos, que son profundamente reaccionarios, ni las potencias del capitalismo internacional, ni los llamados líderes “tribales” que usufructúan el trabajo de sus bases para construir su propio poder y fortuna, ninguno de esos sectores de poder traerán respuestas reales contra la explotación y la opresión.
Por el contrario, a partir de esa experiencia que asumen los trabajadores y el pueblo pobre con su determinación de ir a la huelga y a las calles, de tomar las armas y de organizarse para construir su propio poder, en ellos si que está el futuro, no sólo de Libia, sino de los trabajadores de todas partes del mundo.