Flaco escribió:- Asignación universal por hijo.
Este Estado HACE.
Chau.
Yo voy a decir esto pidiendo disculpas por anticipado por la extensión pero hacía mucho que no entraba por este foro
:
Se trata de una nueva medida de un neto perfil demagógico: las asignaciones familiares. Entre bombos y autobombos, la presidenta hizo el anuncio. Habló de la redistribución de la riqueza, del combate contra la pobreza... ¿Tanto escándalo para qué? Para ofrecer unos míseros $180 por mes por hijo. $180, en un país en el que los precios suben diariamente y corroen todos los salarios.
El anuncio presidencial genera muchas lagunas. La medida alcanzaría a los hijos de los trabajadores en negro que tengan ingresos por debajo del salario mínimo (nadie explicó aún con qué artilugio corroborarán esos ingresos), de los desocupados que no perciban planes sociales y del escaso servicio doméstico que está en blanco. De este modo, el kirchnerismo, lejos de impulsar una política que acabe con el trabajo en negro y el desempleo, promueve un parche que, además de no resolver la situación, de hecho
legitima ambas formas de híper explotación. Según el decreto, $144 se cobrarían todos los meses y $36 serían depositados en una caja de ahorro hasta recibir la autorización para retirarlos. Ya que el acceso a esta asignación es para trabajadores en negro, que deben acreditar, cosa casi imposible, bajos ingresos, y es incompatible con la percepción de otros planes sociales por parte de los desocupados, evidentemente es muy difícil anticipar el costo fiscal real del nuevo plan oficial. Sin embargo, la presidenta habló de unos $10.000 millones, que serán provistos por la ANSeS , pretendiendo mostrar un gran esfuerzo gubernamental por los que menos tienen. Lo que no dijo, es que, en materia de pago de la deuda externa, se desembolsaron varios millones más.
La situación fiscal del gobierno kirchnerista viene deteriorándose hace tiempo. Entre enero y septiembre de 2008, el superávit fiscal superó los $30.000 millones. En el mismo período de este año, sólo $8.000, es decir, $22.000 millones menos. El decreto de asignaciones familiares, lejos de perseguir la redistribución de la riqueza o el combate contra la pobreza, se propone un fin bastante menos loable: hacer caja.
Debido a la incompatibilidad de la percepción de la asignación por hijo y algún plan social, en muchos casos se recurrirá al traspaso de un plan por otro, ya que la nueva asignación supera en $20 o $30 los planes actuales. Hoy, los planes como el Familias o el Jefes de Hogar son financiados con fondos impositivos y las partidas figuran en el presupuesto nacional. Con el cambio, muchos de esos fondos quedarán libres ya que la ANSeS deberá hacerse cargo, centralizando, además, el enorme aparato clientelar en una sola oficina. Con esta maniobra,
el gobierno se ahorraría unos $5.000 millones para destinar, como siempre, al pago de la deuda reabriendo el canje con los tenedores de bonos en default y regularizando la situación con el Club de París. Desde hace tiempo, desde la iglesia hasta la CTA , pasando por Macri y Carrió, vienen insistiendo en la necesidad de impulsar la asignación universal por hijo. Por eso, aunque cuestionando aspectos de forma, tales como la autoproclamación de universal, la fuente de financiamiento, la falta de debate en el congreso, o el clientelismo que conlleva, todos celebraron la iniciativa oficial.
Pero ni siquiera se les saca algo a los ricos para dárselo a los pobres. Lo que realmente ocurre es un reparto de la pobreza entre los propios pobres, para garantizar la riqueza de los que más tienen. Se resignan fondos de la ANSeS , que podrían contribuir a un alza en las jubilaciones, para sustituir un plan social por otro.
¿Quién gana? El gobierno. Los empresarios, que instrumentan despidos masivos ampliando la desocupación entre los trabajadores y extienden la pobreza sobre el pueblo trabajador pagando salarios de hambre, nada resignan. Por todo esto, la asignación universal por hijo que es presentada como la solución más seria para erradicar la pobreza,
no es más que una variante del reparto y la administración de la miseria que todos proponen: 100, 200, 500 pesos más por familia... nada más. Así, buscan esconder la pobreza debajo de la alfombra y permanecer de brazos cruzados frente al enriquecimiento de los ricos. De este modo, la tan promocionada medida es parte del plan de recomposición de la desgastada imagen del kirchnerismo. Además, es otra herramienta que permite saquear los fondos de la ANSeS para garantizar el superávit y, con él, el pago de la deuda. Como vemos, todo un gesto nacional y popular.
Flaco escribió:- Nueva ley de servicios de comunicación audiovisual.
Este Estado HACE.
Chau.
Empleando el mismo método que usó en la disputa con los empresarios del campo, sólo que esta vez, con argumentos como la “lucha contra los monopolios” y la derogación de “una ley de la dictadura”, el kirchnerismo buscó polarizar la discusión, generando dos bandos. En uno, los “pro monopolios” y “pro dictadura”, y, en el otro, encolumnados con el gobierno, los “defensores del derecho a la información” y los “democráticos”.
De este modo, no sólo cosechó el apoyo de los dirigentes y organizaciones que le son adictos, como el jefe de la CGT , Hugo Moyano, o la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe Pastor de Bonafini, que hicieron propaganda del proyecto oficial en cuanta oportunidad tuvieron, sino que sumó a una pléyade de “progresistas” y “librepensadores”, incluso, en ocasiones, críticos del gobierno, como Solanas, Lozano o los “socialistas”.
Para consensuar la letra de la ley, el gobierno usó una treta de negociación bien conocida por cualquier negociador de fuste: salió a la cancha con una hipótesis de máxima, y muchos pusieron el grito en el cielo contra la habilitación del gran negociado que se veía venir con las empresas telefónicas, “triple play” mediante. Cuando todos se comieron el amague, y despotricaron a gusto, retiró el artículo en cuestión, y los “objetores” quedaron sin argumentos, y, encima, convencidos de que habían ganado una gran discusión. El resultado fue el camino allanado para que la ley oficialista se aprobara, sin mayor dificultad, en diputados.
Para obtener la sanción completa en la cámara de senadores, el gobierno recurrió a un recurso más clásico. Lisa y llanamente, compró votos. Así,
la senadora peronista riojana Teresita Quintela canjeó su voto positivo por la reactivación de 400 Programas de Empleo y Capacitación (PEC) para su municipio, y su colega correntina María Dora Sánchez, que había dicho que el proyecto era “un mamarracho y un mamotreto”, cambió su voto “para mejorar el vínculo entre la Casa Rosada y el gobernador Arturo Colombi, jaqueado por las finanzas de su provincia”. Hasta reconoció, en una radio, que el gobierno nacional “disciplina con plata a los gobernadores”. En lo concreto,
la nueva ley no tendrá muchas más consecuencias que traspasar buena parte del paquete de medios audiovisuales de sus actuales manos no kirchneristas a otras en mejores relaciones políticas y comerciales con el gobierno. Así, por ejemplo, se enriquecerán aún más los amigos del kirchnerismo, como el grupo Electroingeniería, Spolski o Aldo Ferrer, o sus propios hombres, como el secretario del SUTERH, Santamaría. No habrá, pues, mayores cambios en la información que recibamos, ni se modificará la injerencia que pueda tener el pueblo trabajador. En lugar de mentirnos unos, nos mentirán otros.
Durante el debate por la ley de medios, el kirchnerismo pretendió mostrarse como “el gran derogador” de leyes de la dictadura. Sin embargo, la realidad muestra su oportunismo.
Entre el 23 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983 la dictadura militar dictó 1.774 “leyes”, de las cuales sólo 147 fueron derogadas desde diciembre de 1983. Es decir, hoy hay 1.627 leyes de la dictadura vigentes. Algunas no son poca cosa: la ley de entidades financieras, la ley de marcas, la ley de hidrocarburos, la reforma al código minero o el código aduanero. Ninguna de esas leyes, tan de la dictadura como la de medios, preocupó jamás al kirchnerismo ni a ningún otro gobierno posterior a 1983.
Esto es así porque, en definitiva, de la dictadura o de la democracia, son todas leyes de la burguesía. Mientras el gobierno de los Kirchner intenta convencer desempolvando el discurso teñido de popular, avanza con una batería de medidas que, claramente, golpean al pueblo trabajador. Por un lado, la inflación prosigue su camino ascendente en forma ininterrumpida y los tarifazos, tan sentidos en las boletas de luz y gas, por ejemplo, coronan los aumentos permanentes de los precios.
Además, el gobierno de los Kirchner avanza en la segunda etapa del canje de la deuda en default y en las negociaciones con el Club de París para demostrar, por enésima vez, su decisión de pagar la deuda por sobre todas las cosas. De este modo, los Kirchner, después de años de despotricar contra el FMI, se encaminan hacia un afianzamiento de las relaciones con el organismo, ayer, tan denostado. Una realidad que no sólo demuestra la dependencia gubernamental hacia el imperialismo, sino también, la absoluta impunidad con la que los Kirchner dan vuelta 180º su discurso.
Entretanto, los partidos de la “oposición”, es decir el PJ no kirchnerista, la UCR , el PRO, el ACyS y Proyecto Sur, entre otros, se debaten entre quién es más crítico del kirchnerismo para ocupar un buen lugar en la carrera presidencial. Pero ninguno de ellos cuestiona en lo más mínimo el sistema de explotación, que arroja a miles de trabajadores a la desocupación y a la pobreza, mientras enriquece exponencialmente al empresariado.
Revisen lo que quedó en envidencia en el Coloquio de IDEA, convertido, este año, en tribuna del antikirchnerismo, con la presencia de Duhalde, De Narváez, Aguad (UCR), Pérez (CC) y Pinedo (PRO). Claro, no sólo los partidos de la “oposición” se mostraron críticos al gobierno, sino que fueron los representantes de las principales cámaras empresariales quienes dejaron ver claramente su decisión de reemplazar al kirchnerismo por otra expresión política que continúe garantizando la rentabilidad empresaria.
Pero, por sobre todas estas discusiones,
que nada sustancial cambiarán en la realidad del pueblo trabajador, se organiza, no sin sacrificios, paciente y abnegadamente, la clase trabajadora. Se organiza al margen, y muchas veces en contra, de las direcciones burocráticas de la CGT y la CTA. Son los casos de los trabajadores de Kraft y del Subte, por mencionar sólo a los que por estos días protagonizan conflictos no sólo contra el gobierno y la patronal, sino también contra la burocracia sindical. Y éstas, junto a un sinnúmero de otras experiencias, constituyen una seria preocupación para el empresariado, ya que las reivindicaciones de los trabajadores no se estrellan contra las maniobras burocráticas de los jerarcas sindicales y obligan a las patronales a ofrecer respuestas a los reclamos, sin la mediación del sindicato burocratizado y socio empresarial. El desarrollo de cuerpos de delegados y comisiones internas antiburocráticas también son un grave problema para la burocracia sindical, que pone en evidencia su relativa incapacidad para mantener encorsetados a los trabajadores, que ya no confían en sus promesas o, directamente, han padecido demasiadas veces sus entregas.
Ante este cuadro, el empresariado, con la inestimable colaboración de la burocracia, recurre a una y mil maniobras para desarticular el proceso, incipiente aún, de organización independiente. A los intentos de “comprar” delegados, se sucede la persecución sindical, la intervención de las patotas de la burocracia, y, cuando la situación se lo permite, avanzan con el plan de despidos selectivos bajo el brazo.
Hoy, mientras el oficialismo y la “oposición” se reorganizan para repartirse los cargos y los negocios del estado, los trabajadores avanzan en la organización independiente, única forma cierta para resistir los permanentes ataques de los capitalistas y no transar al mejor estilo pequeño burgues comprando discursos nacpop.
Las leyes son hechas por los ricos para poner un poco de orden a la explotación./Los pobres son los únicos cumplidores de leyes de la historia./Cuando los pobres hagan las leyes ya no habrá ricos. -Roque Dalton-